lunes, 21 de diciembre de 2009

Carta al Obispo de Veracruz

Estimado Sr. Luis Felipe Gallardo

Me parece desatinado el comentario que usted hace respecto a la aprobación de las bodas entre personas del mismo sexo. Y más al afirmar como un antropólogo, un sociólogo o cualquier especialista en la materia que esto va destruir a la sociedad mexicana. Más que desatinado algo inapropiado cuando en la sociedad mexicana se huele ya algo echado a perder y no es justamente la sociedad lo que ya apesta.

Existen demasiadas acciones para que una sociedad se torne en un caos como usted menciona, pero la unión de dos personas que como muchos ciudadanos pagan impuestos, trabajan y sirven a su país no creo que sea el motivo por el cual va estallar México.

Sin embargo, la democracia invalida y que generó el caos político y económico que vemos hoy en día sí puede traer graves consecuencias al entorno social de nuestro país. Y más si esta democracia- ya de por en terapia intensiva- es masacrada en uno de sus preceptos más fundamentales: el laicismo.

Cada persona tiene el derecho- y creo que la obligación- de expresar lo que piensa. Pero sus declaraciones a nombre de su puesto en la jerarquía católica sólo demuestra una falla en el sistema político mexicano y es que esa institución a la cual pertenece ya sobrepasó el límite que impone el laicismo para poder tener una democracia saludable.

La sociedad mexicana deberá de dejar ser buena devota para comenzar ser buena ciudadana. Deberá de dejar los rezos y misas en las iglesias y comenzar a diferenciar entre la fe y la política. Y es ahí donde ustedes no deben intervenir. Si se quisiera hacer una excelente demostración de por qué la Iglesia y sus prelados no deben interferir en asuntos públicos bastaría con demostrar que tan inadecuados y con poca información y sustento llevan a cabo sus opiniones.

Y para muestra un botón: Usted menciona que el se pondría en riesgo “el núcleo de la sociedad mexicana”. El propio Levi-Strauss desmitifica esto de la familia nuclear y expresa contundente que no existe un tipo de familia universal. ¿A quién deberíamos hacer más caso? ¿A este científico social o a un prelado racista y sin conocimiento alguno?

Además: El INEGI demostró en el año 2000 que 10% de las familias mexicanas son alternativas. Es decir que no se adecuan al modelo padre-madre-hijos(as) y que son familias compuestas por dos personas, abuelos y nietos, y muchas otras mezclas que ustedes están de acuerdo a discriminar basados en sus supuestos conocimientos antropológicos.

Así que le pido por favor que tenga cuidado y sea más sensato al dar opiniones de esta naturaleza, ya que dos personas con los mismos derechos que usted y que se quieran unir en matrimonio no ocasionaran un guerra, pero una sociedad interferida por el catolicismo para pensar hará de México un país de vasallos devotos. Y si de malformaciones de la sociedad se habla no dejemos de lado los abusos sexuales cometidos por prelados de la Iglesia Católica hacia menores de edad. Eso sí es una desgracia y algo impune para cualquier sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario