miércoles, 23 de diciembre de 2009

No es propiamente mexicano ser gay

En Nigeria, lugar donde se condena a muerte las relaciones sexuales entre dos hombres hasta con la pena de muerte, el Ministro de Justicia nigeriano, Bayo Ojo, propuso un ley en el año 2006, en la cual quede prohibido cualquier tipo de relación homosexual y matrimonios entre personas del mismo sexo.
La justificación para esta ley fue la siguiente: “Básicamente no es propiamente africano tener relaciones homosexuales. Si se tienen en cuenta las escrituras sagradas, la Biblia y el Corán, están prohibidas” declaró en su momento el ministro nigeriano.
Después de la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo-con todo y adopción- el periódico EL UNIVERSAL declaró en su columna Bajo Reserva que se podría esperar un revés en los demás estados como sucedió con el tema del aborto.
Después de la despenalización del aborto en el D.F. varios congresos locales comenzaron a legislar en contra de los derechos de la mujer y a penalizar el aborto- a pesar de que fuera por violación o para proteger la vida de la mujer.
¿Podríamos esperar entonces una ley “nigeriana” en México? Sí. Y es que la guerra ideológica ya se desató. Y su principal promotora es la Iglesia Católica Mexicana. Esta institución que promueve valores como el amor es la principal “amarra navajas” en el tema de los matrimonios homosexuales, y los priistas sus principales promotores de estas leyes.
Los priistas y panistas ya dejaron en claro que instaurarán un gobierno fundamentalista basado en dogmas religiosos como el tema del aborto. En ese asunto no sobresalió la ciencia, el debate o la defensa de los derechos humanos, sino las creencias, la moral religiosa y los principios de unos cuantos.
En las leyes que aprueban las bodas y adopciones por parte de parejas homosexuales podría suceder lo mismo: ¿Comenzaran a legislar por prohibir cualquier relación entre parejas del mismo sexo? ¿Se convertirá en la guerra contra la promiscuidad? ¿El Estado comenzará a lapidar homosexuales?
México no está lejos de ser una Nigeria en poco tiempo. El laicismo que se dice es parte de la democracia mexicana está siendo pisoteado por los diputados priistas presididos por el Episcopado Mexicano. Ese laicismo y tolerancia quedó para los libros de texto, y eso si la maestra Elba Esther no lo quita de los de historia de quinto grado.
El tema -como en el del aborto- no es si es bueno o malo, si es inmoral, si está mal, si es pecado… El verdadero tema es si se puede legislar fuera de dogmas; si ese laicismo existe aún; y si México es lo suficientemente tolerable como para poder abordar un debate serio y con fundamentos sobre la cuestión de bodas y adopciones gay
México no puede hablar desde la fe en este tipo de temas, sino desde el pensamiento crítico, la tolerancia y el respeto si queremos ser una sociedad progresista que vea a futuro en materia de derechos humanos. Si no, comenzaremos a apedrear mujeres y hombres, y eso parecerá lo mejor en un país regido por el dogma y no por la razón.

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